Durante la estación invernal, el empleo de sal en las vías españolas, especialmente en regiones centrales y del norte, se usa comúnmente para evitar incidentes causados por la formación de hielo, lo cual reduce notablemente la tracción de los neumáticos con el pavimento. Sin embargo, esta práctica puede representar un peligro latente para los vehículos, ocasionando daños considerables que van más allá de lo meramente estético y que no se manifiestan de manera inmediata.
Cómo la sal contrarresta el hielo y afecta tu vehículo
El cloruro de sodio, presente en pequeñas piedras para derretir el hielo en las vías, funciona al disminuir el punto de congelación del agua, evitando la formación de superficies resbaladizas por donde circulan los automóviles. A pesar de que esta medida mejora la seguridad en carretera, representa un riesgo para tu coche, motocicleta, furgoneta u otro medio de transporte, especialmente en áreas inferiores de la carrocería y en componentes mecánicos cercanos al suelo como los del chasis.
El problema radica en que la sal, al combinarse con la humedad, acelera el proceso de oxidación del metal. Esta reacción electroquímica convierte las piezas metálicas en ánodos, mientras que el agua actúa como cátodo y la sal intensifica el procedimiento. Esto puede desencadenar la temida corrosión, la cual compromete la integridad estructural de elementos como las partes exteriores, el sistema de escape, los frenos o los brazos de suspensión. ¿Cuál es la forma de librarse de este problema?
Consejos para evitar la corrosión en temporada invernal
Para reducir los daños que puede ocasionar la sal en las carreteras, es fundamental adoptar prácticas de mantenimiento preventivo. A continuación, te presentamos una serie de recomendaciones sencillas para llevar a cabo de manera periódica:
- Limpieza regular de los bajos del vehículo: Durante el invierno, es esencial lavar con frecuencia y cuidado las partes inferiores del automóvil. Esto ayuda a eliminar los residuos de sal antes de que generen daños significativos.
- Inspección periódica: Revisar las partes más susceptibles, como el chasis en general y el sistema de suspensión en particular, posibilita detectar indicios de corrosión de forma temprana. Como dice el refrán, más vale prevenir que lamentar.
- Uso de protección anticorrosiva: En las naciones más frías de Europa, es común aplicar capas especiales en los componentes metálicos para actuar como barrera extra contra la sal. ¿Por qué no hacerlo también en España?
A pesar de que los modelos más recientes poseen materiales más resistentes a la oxidación, con el tiempo también pueden mostrar señales de desgaste si no se toman precauciones. Si vives en zonas donde se usa sal en las vías de forma regular o viajas a ellas con frecuencia, una limpieza preventiva es una inversión económica y crucial para prolongar la vida útil de tu vehículo y garantizar tu seguridad en carretera.